La prevención es la mejor cura para esta enfermedad
La prevención es la mejor cura para esta enfermedad
La leishmaniasis representa un grave problema de salud pública en las zonas endémicas. Al igual que la enfermedad de Chagas genera un alto índice de morbilidad y mortalidad en la población. Actualmente existen aproximadamente 12 millones de personas infectadas a nivel mundial, y la OMS ha señalado que muchos casos no han sido reportados.
Por este motivo, te invitamos a conocer más sobre esta enfermedad que afecta gravemente a las poblaciones rurales y zonas pobres.
La leishmaniasis es una enfermedad de tipo infeccioso causada por el protozoo del género Leishmania. Se transmite por la picadura de flebótomo hembra infectado, que son insectos de 2,5 a 4 milímetros de largo, con pilosidades y dos alas. Este mosquito puede resultar perjudicial tanto para personas como para animales.
Se conocen más de 90 especies de los transmisores de esta enfermedad originaria de las selvas tropicales de América que también presente en Asia y África. La Organización Mundial de la Salud alerta que en los últimos años se ha ampliado el grupo de países que reportan la presencia de diversos tipos de enfermedad transmitida por vectores con una variedad de especies de parásitos, reservorios y vectores implicados en su transmisión.
Forma parte del grupo de enfermedades asociadas a la pobreza, principalmente porque los que la padecen viven en áreas rurales remotas, habitan viviendas en malas condiciones.
Muchas de las personas pero además estas personas presentan un estigma social debido a que muchas veces sufren desfiguración del rostro o quedan con cicatrices muy notorias debido a las lesiones; por tanto las personas sufren un impacto psicológico permanente que los lleva a mantenerse ocultos.
Las estimaciones más recientes de la OMS refieren más de un millón y medio de nuevos casos, de los cuales al menos 20.000 ó 30.000 de ellos causan la muerte.
Esta infección se la vincula a los cambios ambientales, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización. También son fuente de infección los animales como roedores, perros y diversos mamíferos salvajes. En el continente africano, es una enfermedad endémica en perros y carnívoros salvajes.
La enfermedad también puede transmitirse de madres a hijos y a través de transfusiones de sangre o agujas infectadas.
La leishmaniasis representa un conjunto de enfermedades producidas por diferentes especies del parásito Leishmania, que divididas desde el punto de vista médico se pueden definir como leishmaniasis superficiales que afectan principalmente piel y mucosas, y leishmaniasis profundas que dañan órganos internos (hígado, bazo o médula ósea), ésta última también conocida como kala-azar que de no ser tratada a tiempo puede causar la muerte.
Tiene un período de incubación en humanos, en promedio de 2 a 3 meses. Aunque puede tener períodos cortos de 2 semanas o largos, más de 2 años.
Suele comenzar como una pápula que luego se convierte en nódulo redondeado, sin dolor que progresivamente aumenta tamaño y luego se ulcera. Puede haber una o varias lesiones en la piel. Incluso las úlceras cambian de apariencia y de tamaño. Puede ocurrir que las úlceras queden cubiertas de una costra que una vez que se desprende deja otra de tejido granuloso y bordes regulares elevados, que por lo general se infecta de nuevo con otros agentes microbianos.
Hay casos de leishmaniasis cutánea que ha obligado a la mutilación del pabellón auricular (la oreja) o la pérdida progresiva del tabique nasal, con consecuencias irreversibles en la nariz, garganta, paladar, así como de la laringe y la faringe, además de dolor, ronquera, disfonía y disfagia.
El diagnóstico corresponde a un especialista en infectología quien se apoya en pruebas parasitológicas y en las pruebas inmunológicas que considere necesarias para establecer un diagnóstico adecuado.
Es una enfermedad parasitaria propia de zonas tropicales y subtropicales. Es una enfermedad crónica que afecta a niños menores de cinco años; en la mayoría de los casos está asociada a la desnutrición y a otras condiciones de inmuno supresión como VIH-SIDA.
De no administrarse tratamiento adecuado y oportuno puede producir la muerte en más del 90% de los casos.
En zonas urbanas y rurales, el perro es el principal reservorio y en las zonas rurales y silvestres, son los zorros y marsupiales. No hay transmisión directa de persona a persona, pero si hay referencia de transmisión por compartir agujas en personas que usan drogas.
El período de incubación de la leishmaniasis visceral varía desde los 10 días hasta los 24 meses, con un promedio de 2 a 6 meses.
Se manifiesta con fiebre constante, pérdida de peso lenta progresiva, aumento de tamaño del bazo o del hígado, palidez propia de la anemia.
Entre otros síntomas a tomar en cuenta están la molestia abdominal, sudores fríos, caída del cabello, piel oscura y escamosa. Otros signos importantes son las hemorragias de las encías, petequias o pequeñas lesiones vasculares. Los pacientes afectados por LV la muerte sobreviene por infección bacteriana o sangrado.
Para el diagnóstico preciso el especialista en infectología debe tener en cuenta la zona de procedencia del paciente, la presencia de fiebre y de algunos de los signos detallados. De igual forma, indicará pruebas inmunológicas y parasitológicas. Algunos casos van a requerir la biopsia de la médula ósea.
Quienes presenten los signos de la LV deben recibir tratamiento lo más pronto posible.
Las medidas preventivas recomendadas son reducir el contacto con el vector, esto es evitar actividades al aire libre desde el atardecer hasta el amanecer, usar mosquiteros, llevar ropa protectora y aplicar repelente de insectos.
Las medidas para el control de vectores debe estar acompañada de gestiones ambientales gubernamentales y programas permanentes de saneamiento epidemiológico.
Refiere la OMS que la enfermedad está directamente vinculada a la pobreza, a las malas condiciones de vivienda y ambiente con el agravante de que los factores sociales y climatológicos también influyen de manera directa en la epidemiología de la enfermedad.
La leishmaniasis es endémica en casi 98 países y territorios, lo que supone que más de 350 millones de personas están en riesgo de transmisión.
Estudios recientes permiten determinar que poco más del 75% de los casos registrados de la leishmaniasis cutánea están concentrados en 10 países, cuatro de ellos pertenecen a la región de las Américas: Brasil, Colombia, Nicaragua y Perú.
Mientras que el 90% de los casos de leishmaniasis visceral, se concentran en Brasil, Etiopía, India, Bangladesh, Sudán y Sudán del Sur.
En la Región de las Américas, los casos de leishmaniasis se han registrado desde el sur de los Estados Unidos hasta el norte de Argentina, con la excepción de las islas del Caribe, Chile y Uruguay. Cada año, un promedio de 60.000 casos de leishmaniasis cutánea y mucosa y 4.000 casos de leishmaniasis visceral se diagnostican, con una tasa de mortalidad del 7%.
La coinfección de Leishmania y VIH ha aumentado la carga de la enfermedad debido a la mayor dificultad del tratamiento clínico. El diagnóstico de la enfermedad es esencial para establecer un tratamiento específico y con ello, limitar el progreso de la enfermedad, aliviar los signos y síntomas, y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Si los pacientes no reciben tratamiento oportuno, las variantes de mucosa y cutánea pueden causar deformidad y la desfiguración, y la forma visceral puede ocasionar la muerte en más del 90% de los casos no tratados.
Las herramientas de prevención y control disponibles son limitadas. De allí la importancia de que las personas en riesgo implementen medidas para reducir el contacto entre los seres humanos y los vectores, y que las autoridades de salud intervengan para proteger la salud pública.
Nota: Es importante tener en cuenta estas recomendaciones ya que no existen vacunas ni medicamentos que prevengan la enfermedad.
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