Las consecuencias de estas patologías pueden ser mortales, por lo que orientarse de cuáles son los especialistas y técnicas para detectarlas será fundamental
Las consecuencias de estas patologías pueden ser mortales, por lo que orientarse de cuáles son los especialistas y técnicas para detectarlas será fundamental
Las patologías benignas de ovarios suelen ser un motivo por el cual realizar una consulta al ginecólogo. En su mayoría suelen ser quistes ováricos funcionales o neoplasias benignas. Aunque pueden llegar a tener células que se conviertan en cáncer, por lo general, esto no ocurre.
Es posible que estas patologías no produzcan signos tempranos, lo común es que la mujer sienta dolor o inflamación en el abdomen, así como molestia en la pelvis y problemas gastrointestinales.
Si quieres conocer cuáles son las patologías más comunes, continúa leyendo
En los ovarios crecen todos los meses unas estructuras llamadas folículos, los cuales producen las hormonas estrógeno y progesterona, además de liberar el óvulo cuando la mujer ovula. Cuando estas estructuras crecen de forma continua, se les denomina “quistes funcionales”.
Estos son un tipo de tumor benigno que es muy frecuente en mujeres de edad fértil. Dentro de este grupo, existen distintos tipos:
Estas dos anomalías se presentan durante un periodo de un mes, dependiendo del momento del ciclo menstrual en el que se encuentre una mujer, puede pasar cualquiera de las dos situaciones antes descritas.
Esta patología benigna de ovario generalmente es inofensiva y muy pocas veces provoca dolor. Por otra parte, suelen desaparecer solo luego de dos o tres ciclos menstruales. Suelen hallarse durante un examen ginecológico. Aun así, puedes estar atenta a algunos de estos síntomas:
Los tumores de ovario benignos suelen crecer con lentitud y rara vez se convierten en algo maligno o perjudicial para la salud. Continúa leyendo para conocer los más comunes.
Es un tumor benigno de ovario que se presenta en mujeres jóvenes en su vida adulta. Un quiste en esta zona es un crecimiento anormal de la bolsa que produce el ovario, en algunos casos pueden tener un diámetro de 15 centímetros.
La mayoría de las mujeres que han llegado a presentar esta patología no presentan síntomas muy relevantes, ya que la manifestación física de ellos dependerá del tamaño del quiste. Por otro lado, cuando se produce una ruptura, el material se derrama hacia la pared abdominal.
Otra de las patologías benignas de ovarios son los miomas, los cuales se han convertido en los tumores pelvianos más comunes entre las mujeres, apareciendo en casi el 70% de las pacientes con 45 años o más.
Los miomas se originan en el músculo liso y se derivan de los miocitos, ubicados en el miometrio. En muchos casos suele haber presencia de varios en el útero, por lo que los casos únicos son muy raros.
Su formación se relaciona con las hormonas de la mujer, pero sus causas exactas aún son desconocidas. Pueden tener varios tamaños, algunos siendo microscópicos o casi del tamaño del útero.
En cuanto a la sintomatología, los casos de mioma uterino no presentan señales relevantes. Aun así, se ha evidenciado que pueden provocar trastornos en el sangrado menstrual y dolor pélvico, también una sensación de presión en el estómago y estreñimiento.
El cistoadenoma es un tumor benigno de ovario que se ubica en el epitelio superficial. A grandes rasgos, está lleno de un líquido muy parecido al suero, con una superficie lisa y vasos prominentes.
Debido a que su crecimiento es lento, suelen ser asintomáticos, llegando a diagnosticarse en un examen ginecológico de rutina.
Existen algunas pruebas importantes al momento de detectar cualquier afección en los ovarios, útero o vagina, haciendo que la revisión periódica sea aún más importante. Presta atención a estos procedimientos.
Este examen es para revisar el estado inicial del cuerpo e identificar cualquier signo de enfermedad, como masas o cualquier anomalía. Es normal que se tomen datos sobre los hábitos de salud, antecedentes de enfermedad y los tratamientos a los que ha sido sometido el paciente.
Aquí se examina la vagina, el cuello uterino, el útero, las trompas de falopio, los ovarios y el recto. Para ellos se introduce un espéculo en la vagina y el especialista busca algún signo de anomalías.
Por lo general, también viene acompañado de la prueba de Papanicolaou. Además, el médico durante el examen introduce uno o dos dedos y con la otra mano sobre el abdomen bajo, palpa la forma, el tamaño y la posición del útero.
Este es un procedimiento muy común en el que, con el uso de ondas de sonido con una alta energía se puede ver los órganos de una forma menos invasiva. Se puede hacer sobre el abdomen y revisar los ovarios y el útero, o realizar una ecografía transvaginal, en donde se introduce una sonda ecográfica dentro de la vagina.
Otras de las pruebas más efectivas para el diagnóstico de patologías benignas de ovarios es realizar una tomografía computarizada. Aquí se toma una serie de imágenes detalladas del interior del cuerpo y en distintos ángulos.
En esta prueba se extraen algunas células o tejido para que un patólogo evalúe y determine si existe algún signo de cáncer, ya sea en los ovarios o en cualquier otro órgano del cuerpo. Casi siempre, se obtiene esta muestra realizando una cirugía al extirpar el tumor.
Aunque no es frecuente, las complicaciones en este tipo de patologías pueden ocurrir. Estas dos son las más mencionadas por los especialistas:
Ocurre cuando los quistes se agrandan haciendo que el ovario se mueva, haciendo que la paciente experimente mucho dolor. Otros de los síntomas son la aparición repentina de dolor en la pelvis, náuseas y vómitos. También puede llegar a provocar la disminución del flujo de la sangre a los ovarios.
La rotura de un quiste ovárico produce un dolor muy intenso, así como sangrado interno. Mientras más grande es el quiste, mayor es el riesgo para romperse. Las actividades vigorosas como el acto sexual o el ejercicio muy intenso, aceleran este proceso.
La mejor manera de prevenir cualquiera de estas patologías benignas de ovarios y acudir periódicamente a realizarse un examen pélvico o un chequeo de rutina con el especialista. Si notas algún cambio en tu ciclo menstrual o en tu cuerpo, conversa con tu médico.