La Varicela, también conocida como Lechina, es una infección sistémica aguda que generalmente se presenta durante la infancia.
La Varicela, también conocida como Lechina, es una infección sistémica aguda que generalmente se presenta durante la infancia.
La varicela, también conocida como lechina en Venezuela, es una infección viral muy contagiosa que generalmente se presenta durante la infancia. Es causada por el virus varicela-zóster (virus herpes humano tipo 3).
Su síntoma característico es el sarpullido con picazón y lesiones cutáneas tipo ampollas o ronchas en la piel; que incluyen máculas, pápulas, vesículas y costras.
Cuando la infección se presenta en personas adultas, recién nacidos o en pacientes inmunodeficientes, existe mayor riesgo de que surjan complicaciones neurológicas u otros trastornos. En estos casos, la infección se cataloga como grave.
Hay una variación de la varicela conocida como hemorrágica, que es más grave e implica un alto riesgo para el paciente. Afortunadamente, ocurre con muy poca frecuencia.
La lechina causa lesiones pustulosas con costras en piel y cuero cabelludo; eventualmente en membranas mucosas.
En un rango de 10 a 21 días después de la exposición el paciente presenta las primeras manifestaciones entre 24 ó 36 horas antes de la aparición de las lesiones cutáneas propias de la varicela.
Estos son algunos de los síntomas:
(Explicación técnica) La evolución de las lesiones en la piel tiene un ciclo. La exantema inicial, es una erupción maculosa que en pocas horas, las lesiones se convierten en pápulas y luego, en vesículas en forma de lágrima, sobre bases eritematosas (enrojecidas) que suelen provocar prurito intenso, posteriormente las lesiones se transforman en pústulas y finalmente, en costras.
Las lesiones suelen manifestarse en el cuello, cabeza (cuero cabelludo), en el rostro y la parte superior del tronco; en casos muy graves, las lesiones se extienden a mucosas de la boca o del área genital.
Las lesiones que aparecen en la cara y el tronco surgen en brotes sucesivos; algunas máculas aparecen cuando las primeras lesiones se convierten en costras. En los casos graves la erupción puede ser generalizada y extenderse a otras zonas del cuerpo. También puede haber manifestación más limitada, pero casi siempre compromete la parte superior del tronco.
Pueden aparecer lesiones ulceradas en las mucosas, como la bucofaringe (Boca y garganta) y las vías respiratorias superiores, la conjuntiva palpebral (en los párpados), incluso en las mucosas rectal y vaginal.
En la boca las vesículas se rompen de inmediato, mientras que las lesiones en el cuero cabelludo pueden promover la formación de adenomegalias dolorosas en las áreas suboccipital y cervical posterior.
En general, hacia el quinto día dejan de aparecer lesiones nuevas y la mayoría de las lesiones se convierten en costra hacia el sexto día; casi todas las costras desaparecen en menos de 20 días después de su aparición.
La principal forma de contagio es de persona a persona, bien por contacto directo con las lesiones cutáneas, por expulsión de saliva mediante el estornudo; también por besos o por compartir bebidas o comida.
El período de incubación de la lechina oscila entre 10 y 21 días. Se contagia dentro de las primeras 24 a 48 horas, una vez que se manifiesta la erupción y mientras las ampollas estén presentes. El ciclo de contagio termina con la conversión de la última lesión en costra.
Otra forma de contagio es a partir de las lesiones de una persona con herpes zóster (culebrilla) o por intercambio de piezas contaminadas, como mantas o ropa, toallas o sábanas.
La varicela se transmite por inoculación de la mucosa (por lo general nasofaríngea) a través de gotitas en el aire partículas de aerosol infectadas; o por contacto directo con el virus.
La varicela se transmite sobre todo durante los estados iniciales de la erupción.
Los niños que han sido vacunados contra la lechina o varicela, pueden desarrollar la llamada varicela modificada.
En estos casos, la erupción suele ser más leve, la fiebre es menos común y el curso de la enfermedad es más breve. De presentar lesiones, éstas serán infecciosas, por lo que aún cuando sea de este tipo hay que tomar medidas adecuadas para evitar el contagio de la infección a sus hermanos o a otros miembros de la familia. Estos niños, igualmente deben mantenerse alejados de adultos mayores y de personas inmunodeficientes o de quienes reciban quimioterapia.
Se debe evitar el rascado. Se aconseja cortar las uñas y aplicar compresas húmedas para reducir el prurito y calmar las molestias de las lesiones.
Si se trata de una infección sin complicaciones, el médico hará las indicaciones pertinentes para reducir las molestias de las lesiones cutáneas e indicará, según el caso, tratamiento médico. No debe administrarse medicinas, mucho menos aspirina ya que puede complicarse a posteriori con síndrome de Reye.
Se recomienda evitar el rascado de las ronchas para prevenir infecciones cutáneas de tipo bacteriano. El uso de compresas húmedas y frías, puede aliviar el malestar del picor. A los niños hay que cortarle las uñas para evitar lesiones en la piel. Las ronchas no deben romperse y la aplicación de cremas para calmar el ardor, debe ser indicado por el médico.
En general, hacia el quinto día dejan de aparecer lesiones nuevas y; la mayoría de las lesiones se convierten en costra hacia el sexto día. Casi todas las costras desaparecen en menos de 20 días después de su aparición.
Las vesículas pueden presentar una infección bacteriana secundaria (del tipo estreptocócica o estafilocócica), incluso llegar a provocar celulitis o muy rara vez, shock tóxico.
La neumonía puede complicar el cuadro de varicela en adultos, recién nacidos y pacientes inmunodeficientes de todas las edades, aunque afortunadamente no se produce con frecuencia; es importante resaltar que la miocarditis, la hepatitis y los trastornos hemorrágicos también pueden complicar la infección.
En los pacientes mencionados, el diagnóstico debe estar a cargo de un médico o especialista en infectología, a fin de reducir los riesgos de complicaciones y recibir tratamiento adecuado y oportuno.
Para evitar que tu hijo/a contraiga esta infección trata de:
Para evitar en adultos contraer esta infección:
Las personas susceptibles, deben tomar precauciones estrictas para evitar el contacto con personas que puedan transmitir la infección.