Enfermedad de infección hepática que afecta al hígado, su causa puede ser viral por ende es una enfermedad autoinmune y existen muchos virus: A, B, C y D.
Enfermedad de infección hepática que afecta al hígado, su causa puede ser viral por ende es una enfermedad autoinmune y existen muchos virus: A, B, C y D.
La hepatitis es una enfermedad que padece 1 de cada 12 personas y que se encuentran entre las 10 primeras causas de muerte. Por tal motivo, Policlínica Metropolitana te enseña un poco más sobre esta enfermedad sigilosa.
La OMS estima que cerca de 257 millones de personas están infectadas por el virus de la Hepatitis B y más de 70 millones por el de la Hepatitis C, solo una parte de esta población lo sabe.
La hepatitis es la inflamación del hígado. Éste es el órgano más grande dentro del cuerpo y cumple una importante función para el metabolismo y para la desintegración de alimentos en el sistema digestivo; además, ayuda al organismo a almacenar energía y eliminar las toxinas.
Cada tipo de hepatitis recibe su nombre por los cinco virus identificados hasta ahora como tipo A, B, C, D y E.
La hepatitis A y la E son causadas generalmente por la ingestión de agua o alimentos contaminados.
Las hepatitis B, C y D se producen por el contacto con humores corporales infectados también las formas comunes de transmisión de estos últimos es la transfusión de sangre o productos sanguíneos contaminados, los procedimientos médicos invasores en que se usa equipo contaminado y en el caso de la hepatitis B, la transmisión de la madre a la criatura en el parto o de un miembro de la familia al niño, así como el contacto sexual.
La infección aguda puede estar acompañada de pocos síntomas o de ninguno; también puede producir manifestaciones como la ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga intensa, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Hay formas leves de hepatitis, pero hay casos que pueden llegar a ser graves. Algunas pueden conducir a la cicatrización o cirrosis; otros casos pueden llegar a provocar cáncer de hígado.
En algunos casos la hepatitis desaparece por sí sola, cuando eso no ocurre, puede tratarse con fármacos otras veces, la Hepatitis dura toda la vida. Las vacunas pueden ayudar a prevenir algunas formas virales.
Si bien las estadísticas refieren que 1 de cada 12 personas en el mundo está contagiada de Hepatitis, por ello, hay que saber que esta enfermedad se puede prevenir.
La hepatitis es una epidemia silente. En el caso de la hepatitis C su trasmisión es esencialmente nosocomial o intrahospitalaria y para ésta no existe vacuna.
En el caso de la hepatitis B existe vacuna y su tasa de curación es alta, al acceder al tratamiento, este tiene una duración de 3 meses pero posee un elevado costo, cabe destacar que quienes la padecen en una edad adulta se curan en un 90% y quienes padecen la hepatitis C se curan sólo en un 20%, mientras que el restante 80% evoluciona a una enfermedad crónica del hígado. Para la hepatitis A, siendo la más común de todas, existe de igual forma, la vacuna y se logra sanar el paciente, éste tipo de virus solo se contrae una sola vez en la vida.
Se estima que la tercera parte de la población mundial está infectada con algún virus de la hepatitis. De allí la importancia de campañas sanitarias y preventivas para frenar el avance de esta enfermedad contagiosa. La actuación personal es vital para la prevención, en donde, la información y el conocimiento de las formas de contagio, es muy importante para toda la sociedad.
Si bien la hepatitis suele relacionarse con una infección vírica, hay otros factores que la generan, como son el daño al hígado por el consumo excesivo de alcohol u otros tóxicos, a consecuencia del uso abusivo o sobredosis de medicamentos; las patologías hereditarias (enfermedad de Wilson, fibrosis quística o la hemocromatosis) y las infecciones vírica: A, B, C, D y E
En líneas generales, se pueden distinguir dos tipos de hepatitis: la aguda, que puede desaparecer con tratamiento y las atenciones necesarias. La llamada hepatitis crónica progresa de tal manera que puede causar insuficiencia hepática, cáncer de hígado o cirrosis (destrucción de las células del hígado).
Son diversos los virus que pueden producir inflamaciones agudas en el hígado. De estos virus se conocen cinco tipos: A, B, C, D y E
Se transmite por vía fecal-oral a través del agua, alimentos u objetos de comida o aseo que estén contaminados, dando lugar a un cuadro agudo que nunca pasa a la cronicidad.
El periodo de incubación se estima entre quince y cincuenta días, por su modo de contagio, una enfermedad hídrica, benigna de especial prevalencia en niños y adolescentes que adopta en muchos casos connotaciones epidémicas.
La transmisión de este virus es parenteral a través de la sangre y hemoderivados (jeringas, agujas, tubos, catéteres, sondas y otros contaminados), así como secreciones genitales (principalmente semen).
El periodo de incubación se estima entre 50-160 días, lo que configura un amplio periodo como portador sano. Existe también la transmisión de la madre al niño.
El contagio por contactos sexuales también convierte a esta en una enfermedad venérea. Los modos de propagación son tan semejantes a los del VIH por lo que, en algún momento, se inculpó a este virus como agente causal.
Su modo de transmisión se relaciona con labores propias en ambientes de hemodiálisis, laboratorio, emergencias. Este personal debe ser vacunado de forma sistemática.
El periodo de incubación está entre dos semanas y seis meses. Además, puede permanecer asintomática hasta fases avanzadas.
La destrucción del hígado ocurre lentamente y a veces, los síntomas aparecen solamente 20 años después de la contaminación por lo que la mayoría de los pacientes infectados no sospechan de su infección.
Su transmisión se da en transfusiones de sangre, consumo de drogas inyectables, la reutilización o esterilización inadecuada de equipo médico (especialmente jeringas y agujas) en entornos sanitarios, accidentes biológicos (especialmente por pinchazos con agujas utilizadas en pacientes infectados), realización de tatuajes o piercing si no se toman las medidas higiénicas adecuadas, vía sexual y vía materno-fetal.
Es un virus defectivo que requiere del VHB para su replicación, lo que provoca hepatitis, por tanto, únicamente en presencia de este último. Ambos virus pueden contraerse simultáneamente (coinfección) o existir la condición de portador de VHB y contagiarse con VHD (superinfección), circunstancia que da lugar a Hepatitis de alta severidad y que fácilmente pasa a la cronicidad, su transmisión es siempre parenteral.
Hay algunos síntomas a los cuales debemos prestar atención, como: defecaciones claras, orina turbia, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), dolor abdominal (en la parte superior derecha del abdomen, debajo de las costillas, picazón e irritación de la piel.
Si algunos de estos síntomas están acompañados de debilidad y agotamiento físico, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, fiebre baja y pérdida de peso.
Estos son indicios que deben servir para acudir al médico para el diagnóstico y para los exámenes de rigor que le permitan determinar si se trata de Hepatitis, su tipo y tratamiento.
La primera regla para prevenir la hepatitis es mantener la buena higiene, practicando el sexo seguro, y teniendo cuidado alrededor de cualquier cosa contaminada con sangre. Mantener una vida saludable en la cual evitemos contacto con instrumentos (peluquerías, tatuajes, piercings), aguas y/o alimentos probablemente contaminados por efectos de su inadecuada manipulación.
Las hepatitis virales representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad a nivel mundial, se estima que el 57% de los casos de cirrosis hepática y el 78% de los casos de cáncer primario de hígado son debidos a infecciones por los virus de la hepatitis B o C.
La Organización Mundial de la Salud estima que cerca de 257 millones de personas están infectadas por el virus de la hepatitis B y más de 70 millones por el de la hepatitis C y solo una parte de esta población lo sabe.
Ante las cifras alarmantes de los casos de hepatitis y luego de haber sido catalogado como problema de salud pública, en el año 2010 la Asamblea Mundial de la Salud designó el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis y solicitó una respuesta integral en la lucha contra las hepatitis.
Desde entonces la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud se han movilizado para unir esfuerzos y establecer estrategias para combatir la Hepatitis tanto a nivel global como regional.
Como centro de salud, en Policlínica Metropolitana tenemos el deber y el compromiso de hacer campañas informativas dirigidas a usuarios, pacientes y visitantes, para ello contamos con el apoyo de nuestro cuerpo de especialistas en Medicina Interna, en Infectología y Hepatología.