No permitas que tu cuerpo se vea afectado por la deshidratación. Conoce más sobre esta afección y cómo tratarla.
No permitas que tu cuerpo se vea afectado por la deshidratación. Conoce más sobre esta afección y cómo tratarla.
El agua es uno de los compuestos más importantes del cuerpo, corresponden a más del 50% de nuestro peso corporal. Las células para realizar su funcionamiento en distintos órganos se alimentan de agua y nutrientes por esta razón, cuando ocurre una pérdida muy grande de agua o una deshidratación severa se presentan una serie de problemas que pueden poner en riesgo la salud del paciente.
La deshidratación es la pérdida de agua y electrolitos, que sufre una persona. Las causas pueden ser muy variadas pero un punto importante es que el cuerpo se encuentra en una pérdida constante que no puede ser repuesta a través de vías naturales o ingesta.
Los electrolitos por su parte son minerales que se mantienen presentes en la sangre y permiten que los músculos y el sistema nervioso funcionen correctamente a los impulsos y respuestas a diferentes estímulos.
Ambos compuestos son indispensables para mantener un equilibrio sano en el desarrollo celular.
La deshidratación puede darse por diferentes motivos en algunos casos es consecuencia directa de vómitos y diarreas, lo que hace que se lleve a cabo una excreción de líquidos constante.
Otra causa muy común de deshidratación es la sudoración excesiva. Puede tener lugar debido a la exposición al sol por largos periodos de tiempo, quemaduras, y la práctica de ejercicio sin reposición de líquidos.
Esta afección también es la consecuencia directa del uso de fármacos como los diuréticos o enfermedades crónicas que llevan excretar líquidos de forma menos controlada estas pueden ser fallas renales, la diabetes mellitus, o las fibrosis quísticas.
La fiebre al producir altas temperaturas en el cuerpo, y por ende, un proceso de sudoración para regular o compensar la sintomatología, también puede contribuir a la deshidratación. Ya que el cuerpo intenta provocar una pérdida de calor de forma constante y si la misma no disminuye este proceso puede darse por horas lo que trae como consecuencia una pérdida de líquidos importante.
Por suerte, el cuerpo a medida que va perdiendo líquido muestra una serie de signos que nos avisan que algo no está funcionando correctamente.
Hay que ser especialmente precavidos si observamos que tenemos:
Dependiendo de la edad del paciente, la sintomatología puede variar y presentarse de forma más leve o severa.
En el caso de los niños o bebés es probable que muestren signos de labios agrietados, llanto sin lágrimas, irritabilidad, y somnolencia. También llantos por largos periodos de tiempo, sin pausa.
Los adultos mayores que pueden tener enfermedades de raíz, también están propensos a sufrir de deshidratación, la sintomatología que presentan es variada dependiendo del rango de edad y el género. Por ejemplo, las mujeres en edad menopáusica pueden presentar síntomas como: mareos, calores nocturnos o taquicardia.
Mientras que en los hombres es más común los síntomas como: respiración agitada, problemas para orinar, confusión, no pueden conciliar el sueño, desmayos y estados de shock.
Para diagnosticar la deshidratación se realizan una serie de laboratorios como examen de orina, y Perfil 20.
El tratamiento para la deshidratación dependerá de la gravedad y el perfil del paciente.
Si se presenta en un estado muy leve, es probable que los médicos recomienden hidratación oral con soluciones de venta al público, los mismos pueden comprarse sin receta médica y contienen compuestos como potasio y sodio.
Las deshidrataciones graves se tratan por vías intravenosas con sueros y asistencia médica.
Las bebidas isotónicas no son recomendadas en estos casos porque pueden no contener la cantidad necesaria de minerales que el cuerpo necesita para realizar la reposición de líquidos.
Como hemos mencionado, la pérdida de líquidos puede devenir en diferentes trastornos y agravar los existentes.
Recordemos que el cuerpo está en su mayoría compuesto por líquidos y necesita de la presencia del mismo para contribuir con la alimentación de los órganos. Si el líquido no está presente es probable que los órganos comiencen a presentar fallas, al igual que el cerebro pierda oxigenación.
Para evitar sufrir de este tipo de afecciones lo mejor que podemos hacer es mantener una hidratación constante a través de nuestros medios naturales. Así como incluir en nuestras dietas alimentos con alta cantidad de agua como pueden ser frutas o verduras.
Durante el ejercicio, evitar realizar este tipo de actividades al aire libre. El esfuerzo más el clima caluroso puede aumentar la temperatura del cuerpo y producir una sudoración excesiva por compensación. Si el deportista no tiene una hidratación constante es probable que desarrolle un cansancio excesivo o mareos, mientras efectúa dicha actividad.
La recomendación es realizar una hidratación con bebidas con alto nivel de electrolitos antes, durante y al finalizar el ejercicio.
Las madres que se encuentran en etapa de lactancia, también deben mantenerse hidratadas debido a que tienen una alta excreción de líquidos debido al proceso de alimentación. Para evitar problemas durante la lactancia, las madres deben ingerir una dieta alta en potasio, para reponer minerales que pierden durante el proceso.
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