Una enfermedad en dónde la prevención es la mejor cura
Una enfermedad en dónde la prevención es la mejor cura
El cáncer de cuello uterino es una enfermedad que ha afectado a una gran cantidad de mujeres de forma silenciosa. Por este motivo, te invitamos a conocer más de esta patología que puede cambiarte la vida.
Asimismo, es el segundo tipo más frecuente entre mujeres de América Latina y el Caribe. Las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, destacan que en la región de las Américas se diagnostican más de 83.000 casos cada año.
El cáncer de cuello uterino es la enfermedad causada por la formación de células malignas (cancerosas) en los tejidos de la parte inferior del útero que se conecta a la vagina. También se le conoce como tumor del cérvix.
El cáncer de cuello uterino se clasifica según su aspecto al ser observado en un microscopio. Los dos tipos más comunes son el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma. La mayoría de los casos que se diagnostican son, a razón de 9 de cada 10, del primer tipo.
La principal causa de este tipo de cáncer es la infección por virus del papiloma humano (VPH), que es una infección de transmisión sexual. Existen al menos 200 cepas del VPH, algunas de las cuales propician el desarrollo de la mayoría de los tipos de cáncer de cuello uterino. El cáncer de cuello uterino forma parte de lo que se conoce como ‘cáncer ginecológico’, junto al cáncer de ovario y al de útero.
El proceso de mutación del VPH al cáncer de cuello uterino inicia cuando este virus ingresa en el organismo y el sistema inmunológico ofrece protección para que la infección de transmisión sexual no afecte el cuerpo.
En algunas personas el virus sobrevive por años, con la consecuencia de que activa un proceso biológico de rápido crecimiento produciendo la alteración o mutación de la estructura de las células en esa parte del organismo femenino.
Progresivamente se van desarrollando células malignas o cancerosas y, como se sabe, el crecimiento anormal de las células causa la alteración de los tejidos y propicia la formación de tumores.
Puede ocurrir que la paciente no presente síntomas en un estadio temprano de la enfermedad. De allí la importancia del control ginecológico anual y la consulta médica cuando se manifieste sensación de dolor en región de la pelvis –parecido a un dolor de vientre– o cuando se presenten sangrados irregulares, abundantes o fuera del ciclo menstrual.
Además de los signos o síntomas, la paciente puede tener fatiga o cansancio excesivo, náuseas o pérdida de peso.
Hay señales que deben motivarlas a pedir cita con un especialista en Ginecología para una evaluación integral. Si se presentan síntomas como los indicados, no se debe esperar hasta el próximo chequeo anual. Los síntomas a los que los especialistas se refieren como señales de alerta son:
De allí la importancia de realizar campañas informativas sobre la salud ginecológica y la prevención, fundamentalmente la citología vaginal, por su eficacia para detectar e identificar alteraciones precancerosas.
La OMS aconseja la aplicación de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH), para reducir significativamente el riesgo del cáncer de cuello uterino. La indicación es aplicarla a las niñas de 9 a 14 años, que es el período que se ha comprobado científicamente que la vacuna es más efectiva. Aunque la vacuna está disponible en 35 países de las Américas, la cobertura aún no supera el alcance del 80% de las niñas que habitan la región.
Hay varios factores de riesgo que definitivamente puede influir o incluso incrementar la probabilidad del cáncer de cuello uterino, como:
El diagnóstico a tiempo es la mejor manera de prevenir el cáncer de cuello uterino. El método diagnóstico más eficaz es la llamada citología o prueba de Papanicolaou.
Para conocer la condición del tejido celular del cuello uterino se toma una pequeña muestra que es analizada por un médico patólogo, quien emite un reporte, siguiendo los criterios internacionales.
La importancia de la citología radica en que en el año 2012 la Asociación Americana de Patología de Cuello Uterino presentó un informe relacionado con la citología: frecuencia, razones y evidencias. El informe fue acogido por la Sociedad Venezolana de Ginecología y Obstetricia. “Según esta referencia, a partir de los 21 años y hasta los 65 años toda mujer debe realizarse una citología cada tres años, independiente de que declare tener actividad sexual o no”.
A partir de los 65 años se suspende si los exámenes de la mujer no muestran alteraciones o, si la paciente ha sido sometida a una histerectomía benigna. La excepción aplica en los casos en los que se haya practicado histerectomía por condición maligna.
Es importante establecer una relación de confianza con el ginecólogo. Hacerle preguntas para estar tranquilas y seguir las recomendaciones particulares que ofrece, en función de la condición de salud de cada mujer.
El control ginecológico y el análisis del tejido pueden ser una alerta temprana. La prevención es una gran alidada antes de una complicación mayor.
Dato: La prueba de Papanicolaou (recibe el nombre en honor de Georgios Papanicolaou, médico griego quien fue pionero en citología y detección temprana de cáncer), también llamada como citología vaginal, es una exploración complementaria que se realiza para diagnosticar el cáncer cervicouterino.
Los datos aportados por la Organización Mundial de la Salud señalan que el diagnóstico de cáncer de cuello uterino se hace con mayor en mujeres con edades comprendidas en los 35 y los 44 años. Poco más del 15 % de los casos se presenta en féminas por encima de los 65 años. Destaca la OMS que rara vez se presenta en mujeres por debajo de los 20 años.
En el año 2018, fueron más de 72.000 mujeres diagnosticadas de cáncer cervicouterino en la Región de las Américas; más de la mitad habría fallecido. Las mayores tasas de mortalidad, es decir 3 veces más que en Norteamérica, corresponden a América Latina y el Caribe, lo cual explica la OMS, se debe a enormes desigualdades en el acceso a los sistemas de salud preventiva.