Un hábito que desgasta poco a poco los dientes
Un hábito que desgasta poco a poco los dientes
El bruxismo es una enfermedad que puede pasar desapercibidad. Esto se debe a que no se le da la importancia correcta puesto que solo se ve como un hábito.
A pesar de esto, el hábito de apretar los dientes trae deformaciones o problemas musculares. Las cuales afectarán potencialmente a la fuerza de tu mordida e incluso causa fracturas de dientes. Por este motivo, te invitamos a conocer más sobre esta enfermedad que se toma a la ligera.
Bruxismo es el hábito de apretar o rechinar los dientes, con movimientos y contactos sin propósitos funcionales, como masticar alimentos.
Esta hiperactividad de la musculatura masticatoria ocurre, por lo general, de manera inconsciente. Suele estar acompañado de dolor de cabeza y dolor de los músculos de la mandíbula, cuello y oídos.
El roce constante produce el conocido rechinamiento y puede desgastar los dientes hasta el punto de hacerlos aumentar su sensibilidad. El hábito llega a resultar desagradable y molesto para la pareja y para las personas que están alrededor.
Se define como una parafunción mandibular persistente que puede producirse durante el día o por la noche. Siendo este último el más frecuente ya que está relacionado con el sueño, por lo que resulta más difícil de controlar.https://policlinicametropolitana.org/directorio-medi
El principal desencadenante se ubica en el plano psicológico, aunque el hábito tiene repercusiones que abarcan el área de la salud bucal y el especialista a quien se acude es el odontólogo.
Aunque no se conocen causas específicas de la bruxomanía, como también lo denomina la Organización Mundial de la Salud, hay claros indicios de que el estrés y la ansiedad se relacionan con su aparición e intensidad.
Entre las recomendaciones para controlar el bruxismo están
Las primeras manifestaciones de bruxismo pueden aparecer en la adolescencia, específicamente entre los 17 y 20 años. Puede ocurrir la remisión espontánea después de los 40 años de edad en los casos de bruxismo crónico. No obstante, puede desaparecer por sí solo en cualquier momento de la vida.
A consecuencia del bruxismo los dientes duelen o pueden aflojarse. Incluso, pueden llegar a pulverizarse o desmoronarse. En algunos casos puede ser la causa de la destrucción del hueso que soporta al diente y causar problemas de articulación. Es lo que se conoce como el síndrome de la articulación temporomandibular (SATM).
El rechinamiento puede ser tan ruidoso en las noches como para molestar el sueño de quienes comparten el dormitorio.
Atender el bruxismo oportunamente puede ayudar a controlar el estrés pero lo más importante es que va a preservar la salud de las piezas dentales que, como sabemos una vez deterioradas no se regeneran.
No olvidemos que los dientes participan de procesos vitales como el habla, la alimentación, la imagen personal y, por ende en la salud integral de nuestro organismo.
Si bien no hay consenso sobre la causa exacta del bruxismo, el estrés durante el día puede ser el desencadenante en muchos casos. Incluso puede ocurrir que algunas personas aprieten sus dientes y nunca sienten síntomas, aunque exista cierto grado de deterioro en sus piezas dentales.
El hecho de que cause dolor y tenga otras consecuencias, puede ser la resultante de una combinación de muchos factores, como por ejemplo
• El nivel de estrés al que está la persona experimente
• El tiempo y la fuerza con la que aprieta o rechina sus dientes
• Si tiene los dientes desalineados, lo que se conoce como mala oclusión dental
• Su capacidad de relajarse
• La dieta y el tipo de alimentos que ingiere
• Sus hábitos al dormir
En fin, este hábito afecta la salud bucodental de cada persona de manera diferente.
Las consecuencias del bruxismo van desde la hiperestesia dental, que es el nombre de la sensibilidad excesiva de los dientes cuando la dentina queda al descubierto debido al desgaste. También puede causar desequilibrios importantes en la articulación temporomandibular (SATM), problemas para deglutir, movilidad dental y pérdida del diente.
Estas deben ser tratadas por un odontólogo pero las causas que las originan deben ser evaluadas por un psicólogo.
El llamado comportamiento bruxópata supone una hiperactividad de algunos músculos maseteros y temporales que puede conducir a la hipertensión de los músculos de la nuca y el cuello. Lo que causa de forma inmediata dolor en la cara e incluso, problemas en las cervicales y en la espalda, que en algunos casos puede estar acompañada de otras manifestaciones como vértigos o mareos.
En el caso del bruxismo, por ser un hábito involuntario, más que de prevención hablaremos de diagnóstico precoz.
Los objetivos del tratamiento serán reducir el dolor, prevenir que ocurra mayor daño dental o que éste sea permanente y, disminuir el rechinamiento de los dientes al menor límite posible.
El tratamiento dependerá la de la evaluación de las causas del problema. Esto requiere el interrogatorio al paciente y la realización de un examen dental.
El especialista en odontología determinará la causa potencial de esta condición y evaluará el daño dental y, aproximarse a la causa. Puede sugerirle al paciente el uso de una férula de descarga o guarda dental mientras duerme.
La férula se elabora en material resistente a partir de moldes de la dentadura del paciente. Son accesorios de uso estrictamente personal que ayudan a liberar tensión. Las piezas son elaboradas a base de resinas, son 100% seguras para el organismo y no representan riesgo para el usuario.
Se ajusta exactamente en la boca, alinea los dientes e impide que los superiores rocen o rechinen contra los inferiores. Si bien la férula es para tratarlo, no soluciona el problema.
De igual forma, ayudan los ejercicios de estiramiento y masajear los músculos del cuello, hombros y de la cara. Relajar los músculos faciales y mandibulares a lo largo del día. Todos para propiciar la relajación facial.
En algunas personas, sólo la relajación y la modificación de comportamientos diurnos son suficientes para reducir el bruxismo nocturno.
En conclusión, el bruxismo no se cura, pero existen tratamiento, bajo la óptica conductual y el ortopédico. Uno consiste en modificar el modo de reacción psicosocial, mientras que el tratamiento ortopédico sirve para relajar la neuromusculatura, prevenir o limitar el daño dental y reducir la manifestación del bruxismo.
La visita frecuente al odontólogo permite el seguimiento de la condición general de los dientes y para determinar si la férula está cumpliendo con el cometido de reducir el roce entre los dientes y, con ello minimizar las consecuencias del bruxismo.
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