Una enfermedad que poco a poco se descubre mucho más
Una enfermedad que poco a poco se descubre mucho más
A medida que un niño crece, somos testigos del desarrollo de cada una de sus destrezas. Desde sus capacidades motoras hasta sus habilidades para comunicarse y socializar con su entorno. Sin embargo, en este proceso también se pueden desarrollar diversos tipos de afecciones y trastornos. Uno de ellos, a muy temprana edad, es el síndrome de Asperger.
Es un trastorno del neurodesarrollo que usualmente se diagnostica en la edad escolar, entre los cuatro y los once años. El síndrome de Asperger forma parte de los denominamos Trastornos del Espectro Autista (TEA), y en ocasiones ha sido definido como una forma de autismo de alta funcionalidad.
Las personas que lo padecen frecuentemente se caracterizan por tener un lenguaje fluido y una inteligencia promedio o superior a la media. Incluso, al tener fuertes habilidades analíticas y una capacidad de concentración bastante prolongada, pueden desenvolverse muy bien en trabajos tecnológicos.
Sin embargo, también suelen presentar dificultad para comunicarse con los demás, trayendo consigo consecuencias graves al momento de socializar y tratar de establecer relaciones.
Expertos en estudios de población estiman que dos de cada diez mil niños tienen el trastorno, siendo los varones los más propensos a padecerlo.
Los niños son más propensos a padecer el síndrome de AspergerAunque es un síndrome que se descubre principalmente en niños, cada vez se diagnostica más en adultos que buscan atención médica para afecciones de salud mental como trastorno obsesivo-compulsivo, déficit de atención y depresión.
Pese a que no se conoce con exactitud la causa de este trastorno, algunos científicos sospechan que razones genéticas o hereditarias pueden considerarse como factores de riesgo frente a este, entre las que destacan los antecedentes familiares y bebés que nacen antes de las 26 semanas de gestación.
En ocasiones, los síntomas del síndrome de Asperger pueden pasar desapercibidos para los padres, siendo los docentes durante la etapa de educación primaria los que detectan o sospechan que un niño puede padecer de un trastorno. Bien sea por su comportamiento en clase o por sus escasas habilidades sociales.
Entre los síntomas que deberían alertar sobre la posible existencia de este trastorno en los niños están:
Ante la sospecha del síndrome de Asperger, se debe contactar a un especialista, quien procederá a evaluar al niño y determinará la realización de exámenes que ayuden a establecer un diagnóstico concreto.
El tratamiento para el síndrome de Asperger consistirá en maximizar las capacidades para el desarrollo, el aprendizaje y el desempeño social y comprenderá terapias desde la niñez hasta la adultez
Cada niño es diferente, por lo que no hay un enfoque único para todos. Es posible que el médico tratante deba probar varias terapias hasta encontrar una que funcione de la manera correcta. Las mismas pueden ser:
Entrenamiento en habilidades sociales: en sesiones individuales o en grupo, los terapeutas le enseñan al niño a expresarse de la manera más adecuada y también a interactuar con los demás.
Terapia del habla y lenguaje: mejorará las habilidades de comunicación del niño, ayudándolo a mantener una conversación y comprender las señales sociales como los gestos con las manos y el contacto visual.
Terapia cognitiva conductual: ayudará al niño a cambiar su forma de pensar, para que controle mejor sus emociones y conductas.
Educación y formación de los padres: esto servirá para que puedan trabajar las habilidades sociales con el niño en casa, aprendiendo parte de las técnicas que le enseñan al niño.
En el caso de los adolescentes, necesitarán un entorno de apoyo, comprensión y respeto. Una buena práctica es motivarlo a participar en situaciones que ayuden a reforzar su autoestima y faciliten su integración en el grupo. También será conveniente proporcionarle estrategias de autocontrol que le permitan analizar su conducta y tener una imagen positiva de sí mismo, siguiendo con ejercicios que colaboren con la actividad orientada a la salud y entretenimiento y no a la competencia.
Un adolescente con Asperger necesitará apoyo a nivel académico, como directrices muy claras para las tareas y contar con un profesor de apoyo. La práctica de actividades extracurriculares también lo ayudará a reforzar sus puntos fuertes y reforzar sus habilidades.
Las terapias de mejora de la autoestima, autoconcepto realista y positivo serán de gran importancia para los adultos con síndrome de Asperger. Quienes a su vez necesitarán de tareas secuenciadas, planificación y estructuración del trabajo con objetivos claros y bien definidos. Un servicio de orientación y asesoramiento personal y familiar también será de gran ayuda para minimizar la pérdida de atención y trabajar diferentes necesidades sociales.
No hay ningún medicamento aprobado que trate el síndrome de Asperger o los trastornos del espectro autista. Sin embargo, existen aquellos que pueden ayudar con los síntomas relacionados, tales como la depresión y la ansiedad.
Ante la sospecha de un trastorno del espectro autista, es de suma importancia comentarle cada inquietud al médico, ya que algunos síntomas pueden estar relacionados con otro tipo de trastornos o con el desarrollo propio del niño. Esto debido a que cada uno evoluciona a su propio ritmo y no de una manera cronológica exacta. Sin embargo, este tipo de trastorno no suele manifestarse antes de los 2 años.
Los signos del síndrome de Asperger aparecen por lo general en las primeras etapas del desarrollo del niño, cuando son notables ciertos retrasos en las habilidades del lenguaje y las interacciones sociales.
Ante cualquier duda o preocupación referente a su comportamiento, es indispensable consultar a un especialista, quien podría solicitar pruebas de desarrollo para determinar si hay un retraso en las habilidades cognitivas, del lenguaje y sociales del niño.
El médico tendrá la potestad de mandar a realizar estos estudios si el niño:
A pesar de que no hay una manera de prevenir este síndrome (ni tampoco los demás trastornos del espectro autista), el diagnóstico e intervención temprana pueden ayudar considerablemente a mejorar el desarrollo de las habilidades físicas, lenguaje, y la conducta del niño. Incluso, la intervención de especialistas, independientemente de la edad del individuo, será útil para su vida diaria, social y laboral.